sábado, 28 de octubre de 2006

Manuel Moyano, Premio Tristana de Novela Fantástica 2006


En la web del Diario Montañés, eldiariomontanes.es, podéis leer un articulillo sobre el fallo de ayer. Es interesante por el protagonismo de Savater, buen conocedor del género (aunque con unas ideas, a veces, algo peculiares sobre el mismo) que se está convirtiendo en un habitual de los jurados en premios literarios de “la cosa nostra”. Cito un párrafo que da que pensar:

Savater, finalmente, incidió también en que las seis novelas finalistas son muy variadas, en las que «ninguna puede calificarse como fantástica en el sentido convencional del término». A su juicio, «algunas estaban bien como novela, pero el elemento fantástico estaba muy difuminado, por lo que, dado las características del premio, se optó por aquellas que apuntaban más hacia la temática de la convocatoria».

No sé a vosotros, pero a mí tanto slipstream empieza a aburrirme.

Manfraque, la novela ganadora, es, según la información del DM, una obra de corte clásico. Clásico a más no poder, diría yo: Una narración epistolar, ambientada en el espacio rural, con protagonistas que nos hacen recordar lo más rancio de nuestras tradiciones literarias: el médico, el cura, el erudito del pueblo, etc. Según Savater, la novela de Manuel Moyano «tiene un cierto aire lovecraftiano, aunque transplantado a nuestro paisaje». Puede ser interesante, pero así, a priori, no me atrae demasiado, la verdad.

Otra cosa que ya me llamó la atención hace dos años con Desenmascarar a Kavarokios es el incumplimiento de las bases por parte del propio Ayuntamiento. Menoscuarto, una editorial de Palencia con un catálogo pequeñito de autores en su mayoría semidesconocidos, no me parece a mí (con todos los respetos para una y otros) una «editorial de prestigio nacional». EMHO este premio, uno de los más importantes del género en España (es bienal, pero son 8.000 señores euros) y el único totalmente patrocinado por una institución pública, se merece bastante más. Los santanderinos, que lo pagan, también.

viernes, 27 de octubre de 2006

Hoy se falla el Premio Tristana de Novela Fantástica


Como estoy bastante “perro” —cosas de levantarse a las cinco de la mañana después de más de una década viviendo del cuento (una expresión quizá inapropiada, pues ni del cuento intenté vivir)—, me limitaré a “copypastear” la noticia del Diario Montañés:

G.B. SANTANDER

El Ayuntamiento de Santander acogerá hoy el acto en el que se revelará el ganador del premio Tristana de Novela. El concejal de Cultura, César Torrellas, acompañado entre otros del pensador, ensayista y escritor Fernando Savater anunciará el fallo del certamen de novela fantástica 2006.

Las obras: La oca de oro, presentada desde Sevilla; Hélice, de Tarragona; Manfraque, de Murcia; La profundidad del aire, de Ponferrada; Despedidas desde la orilla izquierda, de Madrid; y El aparador, de Valencia, son las finalistas de esta segunda edición del Premio de Novela Fantástica “Tristana”, que convoca al Ayuntamiento de Santander. Todas ellas «son de extraordinaria calidad», según anunció el comité de selección. 68 originales se presentaron a este certamen literario y de ellos las seis obras mencionadas accedieron a la final. El premiado recibirá 8.000 euros y su obra será publicada en una editorial de prestigio nacional. El ganador de la primera edición fue el escritor y periodista madrileño José María García Hernández con Desenmascarar a Kavarokios.

Enhorabuena a los finalistas y que gane el mejor.

miércoles, 11 de octubre de 2006

Mi otro «trofeo» de la AsturCon


Hace tres meses os enseñé el dibujo que me hizo Mark Buckingham en la pasada Asturcon, organizada en julio por la asociación Avalon, con la colaboración de la Semana Negra de Gijón.

Ahora os traigo (y lo hago con tanto retraso no por falta de ganas sino por mis dudas al escanearla) la portada de La Guerra Interminable de Joe Haldeman, autografiada por el autor.

Portada
Esto me sirve para introducir un tema relacionado con los libros en general y sobre el que ha habido tal confusión que hasta la RAE ha acabado bajándose los pantalones (como casi siempre, en vez de educar para un buen uso, legaliza el malo) admitiendo como buena otra aberración léxica.

Muchos habréis pensado, al leerme antes, que me he equivocado. «Este se ha colado; eso no es la portada.» Pues no, damas y caballeros, eso es la portada, es decir: la página donde suelen figurar los datos básicos del libro: autor, título y editor. Esto otro...

cubierta
...es la parte delantera de la cubierta (para los menos puristas, “cubierta delantera”; para los más puristas, la “primera [plana] de cubierta”).

La cubierta, en realidad, es todo lo que cubre el libro, que viene a ser el conjunto de las hojas encoladas o los cuadernillos cosidos que van fijados a la cubierta. Luego la cubierta se puede dividir en tres partes: la delantera, la del lomo y la trasera.

Además, es un error denominar “contraportada” o “contracubierta” a la parte trasera de la cubierta. En realidad, la contracubierta es la parte interior de la cubierta; la contraportada, por su parte, es la página que sigue a la portada. En la contraportada se suele incluir la información que tradicionalmente no tiene sitio en la portada (menciones de responsabilidad, nº de edición, ISBN, nº de depósito legal, etc.)

Finalmente, llamar “tapas” a las cubiertas delantera y trasera no es muy adecuado, aunque en las ediciones en rústica suelen coincidir con las partes delantera y trasera de la cubierta, que sirven al mismo tiempo de tapas. Pero la naturaleza de éstas varía según el tipo de libro (rústica, cartoné, etc.) y la manera como se haya decorado. A menudo, sobre todo en las ediciones en tela, eso que muchos llamáis “portada” está en una cubierta de papel adicional denominada “sobrecubierta”, que se puede separar de la cubierta del libro propiamente dicha.