miércoles, 9 de abril de 2014

Adiós al Último Guerrero (1959-2014)

Ha muerto James Hellwig, el Último Guerrero. Hace más de veinte años me inspiró un relato sobre la violencia, con un punto humorístico, al estilo de algunas de las historietas del n.º 1 de Aventuras Bizarras, uno de mis favoritos ya entonces. Como siempre, se lo dedico a mi amigo Carlos Huidobro. Y al Último Guerrero, claro.



ULTIMATE WARRIOR


Jean Mallart
(Murcia, 1993)


Diosss, cada viernes lo mismo. Puta mierda de Pressing Catch y puta mierda de compañero de piso. Pero qué subnormal. Porque para ver esa mierda cada viernes sin falta ya hay que ser tonto, pero es que encima se lo cree, el muy capullo. Que no me jodan: para eso hace falta ser un auténtico imbécil. Y Claudio lo es, sin duda.

¡Joder! Se le oye desde mi cuarto, que está al lado del salón, y no puedo concentrarme.

—¡Dale, Enterrador, éntrale ahí! ¡Así, con fuerza! ¡Dale ahí! ¡Bah!

¡No! Otra vez el Enterrador. El favorito de Claudio. Menuda sesión de estudio me va a dar. Dios, qué gilipollas es el tío.

—¡Mátale! ¡Mátale!

Ya está bien. Se va a enterar.

—Joder, Claudio, controla un poco, que estoy estudiando.

—Baaah; vete a tomar por culo a tu cuarto, no me jodas.

¡Coño! ¿He alucinado o me ha mandado a tomar por culo? Cagontó...

—Eh. No te pases que me conozco.

—Bah. Pasa de mí.

—Clau...

—¡Joder, pesado! Déjame ver esto, ¡que es la final de la WWF, joder! ¡El Último Guerrero contra el Enterrador! ¡La leche!

Yo te mato, cabrón.

—Por favor, Claudio. Mañana tengo un examen y quiero repasar. Así que haz ¡el puto favor! ¡¡de bajar la voz!! ¡Hostia!

Claudio no se mueve.

Miro la tele. El Enterrador ha cogido al Último Guerrero, le ha levantado en vilo y se dispone a lanzarlo fuera del cuadrilátero. Aún está en garantía; si le doy una patada y la jodo, ¿me darán otra en la tienda? No creo.

—Pero tú de qué vas —dice el muy mamón—. O sea: es viernes, toca divertirse, ¿y me lo quieres joder? ¿Me lo vas a joder tú? Anda ya. A mí nadie me jode nada.

Me cago en su puta cabeza. Será cabrón. Me dan ganas de partirle el cráneo.

—No quiero aguarte la fiesta. Quiero estudiar y tú no me dejas. Bastante me jode ya tener que ir en sábado a hacer un examen; sólo faltaría que lo suspendiera.

—A mí eso me la suda.

Ya está. Ya está. ¡Será hijoputa!

—Mira que eres hijoputa.

—¿Qué? ¿Qué has dicho? Mira que...

—¡Hijo de puta! —De un salto, me coloco detrás de Claudio, le agarro por el cuello y empiezo a machacarle un ojo con el puño. En la pantalla, el Último Guerrero le está dando caña al Enterrador. Se va a llevar el cinturón. Fijo.

—¡Hijoputa, hijoputa, hijoputa! ¡Te voy a matar, cabrón, papanatas, tío mierda, niñato, subnormal!

El Último Guerrero se agarra a las cuerdas, da una voltereta y le arrea al Enterrador una patada de kung fu en toda la cara. Claudio cae al suelo. Le piso la cabeza. Parece que el Enterrador no se levanta. El Último Guerrero se le echa encima. El público ruge. Claudio gimotea. El árbitro se arrodilla y da una palmada. ¡Dos! ¡¡Tres!! ¡El Chandler Pavillion estalla, señoras y señores! ¡Claudio está K. O.! ¡El cinturón es mío! ¡Viva el Último Guerrero!