viernes, 12 de octubre de 2007

El libro de bolsillo en España (II): Alianza Editorial (1)


Alianza Editorial fue fundada en 1966 por José Ortega Spottorno (hijo del filósofo José Ortega y Gasset) y Jaime Salinas (hijo del poeta Pedro Salinas). A ambos se unió Javier Pradera, de cuya mano llegó a la empresa el diseñador santanderino Daniel Gil. Este fue el grupo germinal que convertiría a la nueva editorial en una referencia para el mundo literario español y una de las principales impulsoras del libro de bolsillo en las siguientes décadas.

El interés de Ortega Spottorno por las letras y por su difusión se explica por la influencia de la tradición familiar. Su padre, José Ortega y Gasset, fundador de la “Revista de Occidente”, fue uno de los pensadores españoles más influyentes del siglo XX. Su abuelo, José Ortega Munilla, miembro de la RAE y de la Institución Libre de Enseñanza, dirigió el suplemento literario de “El Imparcial”, periódico fundado por uno de sus bisabuelos, Eduardo Gasset y Artime, que llegó a dirigir la ILE. Ortega Spottorno heredó los ideales democráticos de su padre, su abuelo y su bisabuelo, y también su influencia en el panorama cultural español. Como sus antecesores, tuvo siempre en mente la necesidad de que la cultura llegara por igual a todos los españoles, y uno de los medios ideales para lograrlo era el libro de bolsillo, económico y fácil de manejar, apto para ser leído en cualquier parte.

También en el caso de Salinas se puede explicar su interés en el mundo de las letras por la influencia de su familia. Su padre fue el gran poeta y académico Pedro Salinas. Desde niño tuvo contacto con los grandes escritores e intelectuales de la generación del 27. Si en Ortega la edición fue una vocación nacida del deseo de emular a sus antepasados, en la dedicación de Salinas la casualidad jugó un papel más importante, como él mismo cuenta: «Quería estudiar cine, y para eso vine a Europa, desde Estados Unidos, donde mi padre estaba en el exilio. Vine en 1954, fui a Alicante, con mi familia de allí, me encontré con un ingeniero que me propuso trabajar con él en la organización de imprentas... Y por esos vericuetos llegué a Seix Barral... Me pusieron en una especie de barracón, ni me saludaban. Y un día me invitó a comer Víctor Seix. En el curso del almuerzo, él descubrió que yo era hijo de Pedro Salinas. “¡Cuando se entere Carlos!”, exclamó. Y cuando se enteró Carlos me hizo todo tipo de fiestas y ya me incorporó a las tareas editoriales...» Así comenzó su carrera en el mundo del libro.

Jaime Salinas se propuso, en los años sesenta, potenciar el libro de bolsillo en el mercado español. Las versiones francesa (livre de poche) y anglosajona (paperback) le sirvieron de inspiración. “Me interesó la idea de empezar una colección de calidad, pero económicos y físicamente atractivos. La colección Universal o Austral tenían libros baratos pero eran grises y tristes, dirigidos más al estudio que a la lectura. Como objeto no tenían ningún sex-appeal”, recuerda. Emprendió entonces Salinas la búsqueda de un socio extranjero que quisiera establecerse en España. A pesar de sus respuestas ambiguas —“no decía ni sí ni no”—, el editor francés Claude Gallimard acabó por darle la solución: “Me habló de José Ortega Spottorno, a quien yo no conocía. Él también le había escrito para lanzar una versión en España de la colección Ideé de Gallimard y me animó a contactarle”.

Jaime Salinas y José Ortega Spottorno tenían un interés común y una historia personal parecida; ambos eran hijos de importantes intelectuales que tuvieron que exiliarse en el extranjero a causa de la Guerra Civil y el régimen dictatorial que ocupó el poder a su término. El nombre de la editorial, Alianza, es significativo de esta unión de intereses y objetivos. Los dos se complementaban perfectamente; Ortega aportaba su capacidad de liderazgo y su filosofía empresarial, orientada a mejorar la situación cultural de España, y Salinas su gran sentido de la organización y su valía técnica, sobradamente demostrada en Seix Barral.

Pronto se unió a ellos Javier Pradera, quien contrató a Daniel Gil, que entonces se dedicaba al diseño de portadas para discos, para el departamento de diseño. Pronto su rompedor estilo fue imitado por otras editoriales, como Bruguera.

La primera y más importante colección de Alianza se llamó, significativamente, El Libro de Bolsillo y, al igual que Austral en Espasa, LibroAmigo en Bruguera o Destinolibro en Destino, fue desde el principio una colección abierta a todo tipo de temas y géneros, desde el ensayo filosófico hasta la novela de ciencia ficción, pasando por recetarios de cocina (uno de los mayores éxitos de la editorial fue 1080 recetas de cocina, escrito por la mismísima esposa de Ortega, Simone Klein) y manuales de lógica formal.

“Aunque no existiera la expresión, sí existía la realidad del libro de bolsillo desde antes de la guerra. Las obras de Austral, por ejemplo, eran de calidad no en su fabricación, pero sí en sus contenidos. Desde Alianza intentamos darle más dignidad, ponerle vitola y mantener un precio asequible. Nuestro criterio era que un libro no podía costar más que la entrada a un cine: cincuenta pesetas”, recuerda Pradera.

A pesar de la inicial reticencia de libreros y distribuidores, el éxito fue rotundo. “Costó hacerles entender que aunque el precio y su porcentaje fueran menores, ellos también saldrían ganando”, dice Salinas.

Pradera señala otro de los objetivos que marcó aquella aventura editorial y que, hasta cierto punto, ha servido como rasgo definitorio del bolsillo en el mercado internacional. “Nuestra aspiración era convertirnos, como el livre de poche, en continente de los títulos de otras editoriales. En Francia, sin embargo, ya entonces Gallimard había roto con eso y tenía su propia colección de bajo coste. Así que nuestro modelo era Penguin, que se alimentaba de los derechos que compraba a bajo precio a editores normales”, asegura.

Los acuerdos que Alianza Editorial estableció con editoriales argentinas como Emecé, Losada y Siglo XXI en los sesenta y setenta hicieron posible la publicación por primera vez en España, en su colección El Libro de Bolsillo, de obras como El Aleph, de Jorge Luis Borges; El señor de las moscas, de William Golding, o El extranjero, de Albert Camus. La colección también se nutrió de los fondos de Revista de Occidente con títulos como La metamorfosis, de Kafka.

A pesar de todo, Pradera sostiene que su deseo de convertirse en colección de colecciones no acabó de cuajar: “Terminamos aumentando la producción propia para bolsillo y sacando primeras ediciones directamente, una locura. Lo lógico es sacar lo que lleva años publicado y abrir esos libros al mercado masivo a través del bolsillo”.

La crisis de los años ochenta, que se llevó por delante a Bruguera (debilitada, precisamente, por su ambicioso catálogo de bolsillo, repleto de primeras ediciones, como la arriesgadísima edición en dos tomos de Ser norteamericanos, de Gertrude Stein), condujo a muchas editoriales a ser compradas por grupos más potentes. Plaza & Janés fue adquirida por Bertelsmann; Destino y Seix Barral fueron compradas por el grupo Planeta, y el grupo Anaya, fundado en 1959 en Salamanca por Germán Sánchez Ruipérez, se quedó con Alianza en 1989.

A partir de ese momento, Alianza conoció diversos equipos directivos y ejecutivos, a medida que su propietario, el Grupo Anaya, fue cambiando de manos a su vez.

En septiembre de 1998 el Grupo Anaya fue adquirido por el grupo francés Havas, que fue absorbida por Vivendi en 2000. En 2002 comenzó a desmembrarse el grupo Vivendi, que vendió Anaya (y, por consiguiente, Alianza Editorial) al grupo Lagardére, que es su actual propietario.

Próximamente haremos un somero análisis del devenir de Alianza y de su comportamiento editorial (hay decisiones de Anaya, como la destrucción de fondos de Alianza, Cátedra y Tecnos en 1999, que Ortega Spottorno jamás habría pensado siquiera en tomar), en el tira y afloja entre el mantenimiento del espíritu fundacional de la casa y el resultadismo de los tiburones de enormes grupos empresariales a los que la cultura les importa un pito.


Nota: Las declaraciones de Salinas y Pradera han sido tomadas del diario El País. Algunas porciones del texto son copias directas del artículo El bolsillo se crece, de Andrea Aguilar, publicado en Babelia el año pasado, y de otras fuentes. El texto de esta entrada (como el de la anterior) forma, casi en su totalidad, parte de la documentación de un trabajo que debo presentar en la asignatura de Producción Editorial (trabajo en el que todas las citas e informaciones estarán convenientemente referenciadas, como es debido) y está aún pendiente de transformación. Lo digo por si a algún malpensado le suenan algunas frases y piensa que he plagiado: efectivamente, lo he hecho. :-)) ¡Pero sin ánimo de lucro! ¡Mejor de El País que de la Wikipedia, no? :-))) También hay citas del diario El Mundo, que siempre ha demostrado un gran interés por informar sobre los movimientos en el mundo editorial, lo cual es de agradecer, aunque se les vaya la pinza tan a menudo, como cuando les da por poner a parir a este o aquel por “rojos”, sobre todo a Javier Pradera, una de sus bestias negras. :-))) Cuando lo termine ya no parecerá un plagio, pero seguirá siéndolo en el fondo; es lo que tiene buscarse la vida para aprobar, ay...

jueves, 11 de octubre de 2007

El libro de bolsillo en España (I)


Hace cincuenta años, el libro pequeño y barato se identificaba con la editorial Espasa-Calpe. Antes de la Guerra Civil, Calpe había lanzado ya la popular Colección Universal, pero fue la colección Austral la que le dio mayor prestigio. En 1938, en plena contienda bélica, apareció en Argentina el primer título, La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset. Antes de dos años habían publicado ya cien títulos, lo que da una idea de su éxito, que continúa hoy con un catálogo de 615 obras.

En 1957, Germán Plaza creó Libros Plaza, que al cabo de dos años se asoció con José Janés. Así nació Plaza & Janés Editores. Con colecciones de bolsillo como Reno y Jet, entre otras, la empresa llegó a contar con una situación privilegiada en España y una fuerte presencia en Iberoamérica.

En 1966, José Ortega Spottorno y Jaime Salinas fundaron Alianza Editorial. (Mañana me centraré en Alianza, así que lo dejaremos así por el momento.)

Poco después, Francesc Bruguera, director de la editorial homónima fundada por su padre en 1910, especializada en historietas, impulsó en Bruguera, inspirado por el éxito de Alianza, la edición de literatura en este formato. Su colección más importante fue “Libro Amigo”. Como Plaza & Janés, también conoció una gran expansión en Iberoamérica, con una importante delegación en Argentina y otras en Brasil, Venezuela y México. También tenía una sucursal en Portugal.

A comienzos de los ochenta, la caída del mercado iberoamericano sumió al mercado en una seria crisis. Bruguera, debilitada por su alocada política de lanzamientos, suspendió pagos en 1982, declarándose en quiebra y desapareciendo definitivamente en 1986, siendo sus bienes adquiridos por el Grupo Zeta, que formó con ellos Ediciones B. Recientemente, el Grupo Zeta ha “resucitado” a Bruguera como sello editorial dentro de Ediciones B, bajo la dirección de Ana María Moix.

En 1984, Plaza & Janés fue comprada por el grupo Bertelsmann. Alianza, por su parte, fue adquirida en 1989 por el grupo español Anaya.

En 1998 Alianza era, según la revista CONSUMER, la editorial líder en número de títulos en formato de bolsillo. Pero pronto la situación cambiaría completamente.

A partir del año 2000 se produjeron en España importantes cambios en el sector, orientados a conseguir mayor penetración en el segmento, a través de acuerdos entre editoriales:

En diciembre de 1999, los grupos Planeta y Bertelsmann (propietario de Plaza & Janés) firmaron un acuerdo para editar conjuntamente libros de bolsillo. De este acuerdo surgió la editorial Nuevas Ediciones de Bolsillo, participada al 50% por ambos grupos, que en marzo de 2000 creó el sello Debolsillo (hoy en manos de Bertelsmann, a través de Plaza & Janés). Nuevas Ediciones de Bolsillo agrupaba las ediciones de bolsillo de los catálogos de Planeta, Plaza & Janés, Debate, Lumen, Bestselia, Espasa, Destino, la catalana Columna, Ariel, Crítica, Seix Barral, Temas de Hoy, Martínez Roca y Deusto.

Por su parte, Santillana y Ediciones B crearon la editorial Suma de Letras, cuyo sello Punto de Lectura reunió los fondos de Ediciones B, Alfaguara, Taurus y El País-Aguilar, y posteriormente, los de la editorial Alba (del grupo Prensa Ibérica).

Las editoriales Edhasa, Tusquets, Anagrama, Salamandra y Grup 62 (Península y Muchnik) crearon la colección Quinteto. Y el 7 de julio de 2005, Urano, Roca, Titania, Umbriel, El Jueves, La Factoría de Ideas, Entrelibros, Nowtilus, Kailas, Robin Book, Via Magna e Inédita lanzaron la marca Puzzle.

Algunos de estos proyectos de unión fracasaron, con mayor o menor estrépito, al cabo de poco tiempo. El caso más sonado fue el de Bertelsmann y Planeta, que se separaron antes de un año después de ser los que armaron todo el follón (la unión nunca acabó de convencer a los jefazos de Nueva York); la primera se quedó con Debolsillo (a través de su división editorial Random House en colaboración, ahora, con la potente editorial italiana Mondadori) y Planeta acabó relanzando su colección Booket en abril de 2001.

Santillana y Ediciones B tardaron más en romper, aunque no demasiado. Santillana se quedó con Suma de Letras y Punto de Lectura (aunque teóricamente Punto de Lectura era una colección de Suma de Letras, nunca ha estado muy clara la diferencia de estatus entre ambas, la verdad; ni ellos mismos se aclaran). Por su parte, Ediciones B creó los sellos Byblos (en 2004) y Zeta Bolsillo (2005), que desde entonces le ha estado comiendo la tostada a su antigua socia.

Una encuesta realizada por AC Nielsen, cuyos resultados fueron hechos públicos en abril de 2002, señalaba que Debolsillo era líder con un 42% de cuota de mercado, seguida por Punto de Lectura, que tenía un 25% y, a mucha distancia, por Alianza (8%) y por Booket (8%).

Según Santillana, Punto de Lectura es “la gran editorial de bolsillo en español y el sello de referencia para los lectores”; según Random House-Mondadori, Debolsillo “es el sello de referencia indiscutible de los libros de este formato en el mundo de habla hispana” y, según Ediciones B, Byblos se halla actualmente “en el tercer lugar del mercado español de bolsillo”. Si examinamos los datos de AC Nielsen de 2002 y tenemos en cuenta a) que por aquel entonces Byblos y su agresiva política de precios todavía no existían para hacer la competencia a Punto de Lectura y b) que Byblos salió en cierto modo de Punto de Lectura, con la consiguiente merma de títulos y cuota de mercado para ésta, parece claro que los de Santillana deberían medir más sus palabras.

Hoy en día el mercado del libro de bolsillo está en pleno auge. En 2006, el Estudio de Comercio Interior del Libro, realizado por la Federación de Gremios de Editores, cifró en un 25,5% el aumento de ventas de libros de bolsillo con respecto a 2005, a pesar de haberse editado menos títulos y de ser menores las tiradas.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Una definición de «ciencia ficción»

A la hora de elegir una definición de «ciencia ficción» nos encontramos con un inconveniente. Hay muchísimas, todas diferentes.

Hay incluso gente que dice que no se puede definir. En fin, es como si yo dijera que es imposible superar un obstáculo de dos metros de altura dando un salto, sólo porque yo no puedo hacerlo. Es un problema de falta de empeño del personal, que ha tratado el asunto de manera muy superficial, sin dedicarle los recursos intelectuales (en un sentido amplio) que requiere.

El problema tiene dos partes: 1) Por lo general, la gente que sabe de lexicografía no tiene ni idea de ciencia-ficción; y 2) viceversa.

Quizá recordéis una entrada de este blog en la que yo definía los términos «fantástico» y «fantasía» separándolos de sus homógrafos reconocidos por la Real Academia Española y derivándolos del francés fantastique y el inglés fantasy. Os refresco la memoria:
fantástico, ca.

(Del fr. fantastique).

1. adj. Perteneciente o relativo a la ficción fantástica. Me gusta el cine fantástico. Cortázar y Borges son los autores más importantes de la literatura fantástica argentina.
2. m. Conjunto de los géneros de ficción fantástica; el género fantástico. El fantástico es fantástico.
3. adj. Dicho de una obra de ficción: Que refiere hechos ajenos a la experiencia humana de lo real, o que trata de ellos. Poe escribió numerosos cuentos fantásticos.

ficción ~

f. Género de ficción cuyas obras se distinguen por narrar historias imaginarias en las que se refieren hechos, cosas o fenómenos irreales o de cuya naturaleza, existencia o realidad no existe certeza científica.


fantasía.

(Del ing. fantasy).

f. Género de ficción fantástica cuyas obras se distinguen por referir hechos o fenómenos contrarios a las leyes naturales, reales o ficticias.

Son definiciones bastante áridas, lo comprendo. Pero así es como tienen que ser si se pretende lograr cierto rigor léxico y semántico y, sobre todo, alguna utilidad.

Al final de aquella entrada, expresaba yo mi confianza en que, con estas bases, no me costaría demasiado dar con una definición igualmente rigurosa de «ciencia ficción» (diferente, por supuesto, de la definición del DRAE, parcial y, en definitiva, errónea), una que satisficiera las condiciones que debe tener una buena definición: ser general, concisa, completa y léxicamente coherente.

Pues bien, la verdad es que ya hace mucho tiempo que logré esta definición. Lo que pasa es que es tan sencilla (después de todo lo que se han comido la cabeza tantos expertos, me da un poco de “palo” decirlo, la verdad) que hasta el momento no me he atrevido a divulgarla a los cuatro vientos (no creo que sean más de cuatro los vientos que pasan por este humilde blog, je je).

La enuncié en el transcurso del baile de insti... de la espicha de la AsturCon 2006, basándome en mis definiciones de «fantástico» y «fantasía», diciendo así:
ciencia ficción.

(Del ing. science-fiction).

f. El fantástico que no es fantasía.

Bueno, puede valer como broma, pero no aclara demasiado a primera vista, lo reconozco. :-D Sin embargo, es cierta si admitimos la validez de las otras definiciones. Esto no es tan fácil como parece.

Para empezar, a mucha gente le cuesta admitir que su amada ciencia ficción es un subgénero. Para colmo, les da mucho repelús la palabra «fantástico», por su semejanza con la denostada (y, según presumen, absolutamente dispar) «fantasía».

Y el lastre semántico que cargan las palabras «fantástico» y «fantasía» no ayuda precisamente.

Pero la cosa se aclara si pensamos en estos términos como derivados de fantastique y fantasy, con significados diferentes a pesar de la apariencia similar (precisamente los que describo en mis definiciones) en lugar de las palabras griegas φανταστικóς y φαντασíα de las que provienen esas otras «fantástico» y «fantasía» que podemos encontrar en los diccionarios de la RAE y que nada tienen que ver con lo que estamos tratando de definir (como es fácil comprobar).

Aceptando esto, es bastante sencillo definir «ciencia ficción» (siguiendo a Aristóteles) empezando por lo que no es: la ciencia ficción no es fantasía.
ciencia ficción.

(Del ing. science-fiction).

f. Género de ficción fantástica que se distingue por referirse sus obras a hechos, cosas o fenómenos que, en el momento de ser creadas, son irreales o de cuya naturaleza, existencia o realidad no existe certeza científica pero no son, incluso en la misma ficción, contrarios a las leyes naturales.

¿Por qué doy este paso ahora?

Hace unos días volví a visitar la página de ciencia ficción del proyecto Gutenberg para actualizar mi copia del CD y me fijé en la definición de ciencia ficción que incluye. Está sacada de la Wikipedia original y se parece, de hecho, a la mía. Bueno, es prácticamente idéntica a la que tenía pensada. :-))

Science Fiction (often called sci-fi or SF) is a popular genre of fiction in which the narrative world differs from our own present or historical reality in at least one significant way. This difference may be technological, physical, historical, sociological, philosophical, metaphysical, etc, but not magical (see Fantasy).

Traduzco:

«La ciencia ficción (a menudo llamada Ci-Fi o CF) es un género popular de ficción en el cual el mundo narrativo difiere de nuestra propia realidad presente o histórica en al menos un aspecto significativo. Esta diferencia puede ser tecnológica, física, histórica, sociológica, filosófica, metafísica, etc., pero no mágica (ver fantasía).»

Esta definición es coherente con las mías de «fantástico» y «fantasía». No es perfecta pero es muy buena, la mejor que he leído. Incluso es bonita de leer (en inglés; mi traducción no es muy bonita que digamos). Se nota no sólo que hay rigor léxico detrás de ella (a pesar de la tradicional pretensión wikipedista de no definir en sus entradas, sino de explicar y describir), sino que los que han contribuido a la definición saben de qué están hablando, conocen los distintos géneros y sus características distintivas principales.

Suelo meterme bastante con la Wikipedia pero debo reconocer que esta aportación es valiosa (aunque no perfecta, itero) y me gustaría agradecérselo al responsable. Lástima que insistan tanto en el anonimato.

Obviamente, queda el “problema” (para algunos parece que lo es) de las obras híbridas. Todos hemos sido testigos de discusiones bizantinas sobre si Star Wars es fantasía o ciencia ficción. O La estación de la calle Perdido. O...

Amigos, ¿para qué se inventó la teoría de conjuntos?, ¿para qué sirve la conjunción y? ¿Eh? Francamente, yo no veo el problema por ninguna parte en la existencia de obras híbridas; el problema está en el método taxonómico tradicional, con su estructura radicular, que no admite híbridos con facilidad (igual que algunas mentalidades oxidadas).

Pero eso es otro asunto.

domingo, 12 de agosto de 2007

Predación Salvaje en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Santander


Este año, la abundancia de presas ha sido mayor que en otras ocasiones. Gracias a ello y a la generosidad de mis compañeros depredadores, que me han dejado pillar bastantes piezas (gracias, Nacho, por hacer de halcón cetrero para mí), o quizás simplemente porque el buitre más grande siempre se lleva más tajadas (y, además, yo movía mucho las alas), he podido llevarme para The Pila siete bonitas piezas:


Más un ejemplar de Fantomas en VO sin subtítulos que me ha regalado Egwene (¡muchas gracias!):

No os digo los precios (si veis lo que se llevó Cyric por 5 €, os da algo) pero en general me han salido bastante baratos (algunos, como los “dicks”, prácticamente tirados) y están en buen estado, especialmente los Orbis que estaban nuevecitos (el de Tucker lo tengo en una edición de Hyspamerica pero lo vi tan azulito y tan brillante que no me pude resistir, ¡ay!).

Por cierto que un librero nos comentó que muchos del gremio de librovejeros se han marchado de Iberlibro para formar una nueva red, al parecer más conveniente para ellos, de nombre Uniliber. Nunca está de más saber estas cosas para los que nos gusta ir de caza por Internet, así que ahí queda eso.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Las tiras cómicas del Daily Planet

En una entrada anterior, veíamos al cabronazo de Mxyzptlk dando una lección de fonética a Clark Kent. Mxyzptlk aparece en las narices de Clark salido de una página del periódico que éste está leyendo. Naturalmente, es un ejemplar del Daily Planet, diario en el que trabaja... o finge que trabaja, porque siempre está escaqueándose del curro para pasárselo pipa desfaciendo entuertos como Superman.

Pues bien, aquí tenéis, en rigurosa exclusiva, y gracias al PhotoShop, la página que está leyendo Clark justo antes de aparecer el señor Mxyzptlk:


¡No me digáis que no es un descojono! Casi se me saltan las lágrimas al verlo. :-D

La primera tira, Dini the Meany, es un homenaje a Bill Watterson y su maravillosa tira Calvin & Hobbes. Wemissu suena como «we miss you» (o sea, «te echamos de menos»); ello se debe a que Watterson había tomado la decisión, algún tiempo atrás, de dejar Calvin & Hobbes. Por otra parte, el título recuerda a Dennis the Menace, de Hank Ketcham. Dini es Paul Dini, uno de los responsables de la serie (precisamente ese episodio fue uno de los que escribió y produjo en Superman).


La segunda tira, Gleen, es un homenaje a Peanuts, de Charles M. Schulz, más conocida en España como Snoopy. En él se hace referencia al conocido animador Glen Murakami, uno de los colaboradores de la serie. «Broken English» es una referencia jocosa al peculiar inglés de Murakami.


La tercera tira, Dan Danger, es una parodia de Dick Tracy, de Chester GOuld. En ella aparece Dan Riba, director del episodio. El nombre de Harry Thatcher alude a Teri Hatcher, actriz que hacía de Lois en Las aventuras de Lois y Clark.


La cuarta tira es atribuida a Jerry Siegel y Joe Shuster, creadores de Mxyzptlk y del propio Superman.



Finalmente, en la quinta tira aparece caricaturizado el mismísimo Bruce Timm, entrevistándose con un editor de comics.



El episodio, uno de los más divertidos que he visto, está plagado de referencias culturales y de guiños frikis. En fin, una gozada. Un 10 para Paul Dini y su equipo.

martes, 31 de julio de 2007

¿Cómo se pronuncia Mxyzptlk?

¡Repite conmigo, chico listo!¡Repite conmigo, chico listo!

¡Mix...¡Mix...

...yezz......yezz...

...spit......spit...

...lick!...lick!

¡Tronchante! X-D

Son fotogramas de la serie de animación de Superman, concretamente del octavo episodio de la segunda temporada, dedicado al cabronazo de Mxyzptlk. Me estoy dando un auténtico atracón de series de animación de Warner basadas en los superhéroes de DC. ¡No me canso de ver episodios! Sobre todo he flipado con Justice League Unlimited, que tiene episodios acojonantes como Clash, una auténtica pasada de mamporros entre Superman y el Capitán Marvel que merece la pena ver.

Pero este episodio con Mxyzptlk tiene aún jugo para otra entrada, ¡ya veréis mañana! :-D

lunes, 30 de julio de 2007

Proyecto Gutenberg: «e-books» de ciencia ficción

Para quienes no conozcan el Proyecto Gutenberg, contaré someramente su historia.

En 1971, el estadounidense Michael Stern Hart, un geek de 24 años, volvía de ver los fuegos artificiales con que, tradicionalmente, se inicia la fiesta del 4 de julio en su país. De vuelta a casa, en una tienda de comestibles, le regalaron una copia de la Declaración de Independencia.

Al día siguiente, Michael estaba delante de su terminal en la Universidad de Illinois, donde estudiaba. Un amigo de su hermano, operador de la unidad principal del sistema informático de la Universidad, acababa de abrirle una cuenta de usuario en la red local del centro.

Al principio, Michael no tenía ni pajolera idea de qué hacer con su cuenta. Entonces se le ocurrió regalar a los otros usuarios de la red una copia digital de la Declaración de Independencia. Agarró el ejemplar que le habían dado, digitalizó el documento mecanografiándolo en una máquina teletipo y trató de enviarlo por correo electrónico a todos los usuarios. Pero el intento fue un fracaso. Por lo visto, el envío masivo había comprometido la estabilidad del sistema, así que lo dejó compartido en un directorio para que, quien quisiera tenerlo, pudiera bajárselo sin problemas.

Así arrancó el Proyecto Gutenberg. Hoy, la biblioteca electrónica fundada por Michael Hart tiene unos 20.000 libros en sus estantes virtuales, digitalizados por decenas de miles de voluntarios, la mayoría de dominio público, aunque también hay autores que ceden su trabajo con licencias especiales, como el reconocido escritor de ciencia ficción Cory Doctorow.

La noticia es que recientemente se ha terminado de recopilar un CD con 165 libros de ciencia ficción del Proyecto Gutenberg, el Project Gutenberg SF Bookshelf, algo así como «el estante de la CF del Proyecto Gutenberg». Aparte, la biblioteca del Proyecto Gutenberg tiene otro «estante virtual» dedicado a los precursores de la ciencia ficción.

Las obras están en inglés, ahí está la pega, pero bueno... ¡A caballo regalado...!

El CD está disponible en varios medios de intercambio peer to peer; sólo tenéis que buscar el fichero PGSFCD-032007.zip o utilizar los enlaces de la web del proyecto.


Más información (en inglés):

Science Fiction (Bookshelf)
Precursors of Science Fiction (Bookshelf)
Baen Free Library (otra estupenda biblioteca virtual que encontré en la página del Proyecto Gutenberg, con cantidad de CF)

jueves, 26 de julio de 2007

Relato: «No hay caminos al Paraíso», de Charles Bukowski.

Como prometí en el canal de IRC del grupo de noticias de Usenet es.rec.ficcion.misc, he terminado de traducir el relato No Way To Paradise, de Charles Bukowski (1920-1994). Aunque no es ninguna maravilla lo he juzgado interesante para vosotros, aunque sea como curiosidad, por ser un relato de corte fantástico escrito por un autor eminentemente realista. A pesar de esto, no deja de ser un relato de Bukowski, con todo lo que ello conlleva.

La obra de Charles Bukowski, tanto en poesía como en prosa, es bastante conocida. El alcohol, la soledad, las mujeres y la alienación laboral son algunas de las constantes de su labor literaria, que realizaba casi siempre con un extremo realismo, a veces cruel, aunque con un tono desenfadado muy característico de su estilo.

He dicho casi siempre porque, en algunas ocasiones, su viaje literario lo llevó, quizá a lomos de algún delirio alcohólico, a adentrarse en el territorio de lo fantástico. Es el caso de No Way To Paradise, una demostración más de que hasta los autores más identificados con el realismo por la crítica, tan propensa a la etiqueta excluyente, han recurrido y recurren a elementos fantásticos cuando les parece. No es un gran relato, pero me ha parecido curioso y, como las traducciones que he encontrado por ahí no me han convencido demasiado, yo mismo me he puesto a la tarea.

No soy traductor profesional y algunas partes me siguen sonando mal, pero bueno... Es lo que hay. :-))

El relato se encuentra en la antología South of No North: Stories of the Buried Life (1975).

Con todos vosotros, mi humilde versión de «No Way To Paradise», por Charles Bukowski.



No hay caminos al Paraíso

Charles Bukowski


Yo estaba sentado en un bar de la Avenida Oeste. Era alrededor de la medianoche y me encontraba en mi habitual estado de confusión. Es decir, ya sabes, nada funciona correctamente: las mujeres, los empleos, los desempleos, el tiempo, los perros... Al final te limitas a sentarte en una especie de estado catatónico y aguardas, como si estuvieras en el banco de la parada del autobús, esperando la muerte.

Bueno, estaba allí sentado y hete aquí que viene una con largo pelo oscuro, un buen cuerpo, tristes ojos marrones... No me volví hacia ella. La ignoré, incluso a pesar de que se había sentado en el taburete que estaba al lado del mío, cuando había otra docena de asientos vacíos. De hecho, éramos los únicos en el bar, aparte del barman. Pidió un vino seco. Luego me preguntó qué estaba bebiendo yo.

—Escocés con agua.

—Póngale un escocés con agua —dijo al barman.

Bueno, eso sí que era raro.

Abrió su bolso, extrajo una pequeña jaula de alambre y sacó de ella a unas personas diminutas, sentándolas sobre la barra. Tenían unos siete u ocho centímetros de altura, estaban vivos y correctamente vestidos. Había cuatro de ellos, dos hombres y dos mujeres.

—Los hacen ahora —dijo ella—. Son caros; costaban unos dos mil dólares la unidad cuando los conseguí. Ahora andan por los dos mil cuatrocientos. No conozco el proceso de fabricación; probablemente es ilegal.

Aquella gente diminuta se paseaba por la superficie de la barra del bar. De repente, uno de los hombrecillos le arreó un sopapo a una de las mujercillas.

—¡Puta! —dijo—. ¡He terminado contigo!

—¡No, George, no puedes! —lloriqueó ella—. ¡Te quiero! ¡Me mataré! ¡Tengo que tenerte!

—No me importa —dijo el hombrecillo; sacó un pitillo diminuto y se lo encendió—. Tengo derecho a vivir la vida.

—Si tú no la quieres —dijo el otro hombrecillo—, yo la tomaré. La amo.

—Pero a ti no te quiero, Marty. Estoy enamorada de George.

—¡Pero es un cabrón, Anna!, ¡un cabronazo!

—Lo sé, pero le amo de todos modos.

Entonces el pequeño cabrón se abrió paso entre ellos y besó a la otra mujercilla.

—Tengo un triángulo en formación —dijo la dama que me había pagado la copa—. Esos son Marty, George, Anna y Ruthie. George es atractivo, muy atractivo. Marty es un poco cabeza cuadrada.

—¿No es un poco triste observar todo eso...? Em, ¿cómo te llamas?

—Aurora. Es un nombre horrible. Pero es el tipo de cosas que, a veces, las madres hacen a sus hijos.

—Yo soy Hank. Pero esto... ¿no es un poco deprimente?

—No, no me deprime ver esto. No he tenido mucha suerte con mis propios amoríos; tengo una mala suerte horrible, la verdad...

—Todos tenemos una suerte horrible.

—Supongo que sí. En todo caso, compré a esta gente diminuta y ahora los observo. Es como tener una relación, sin los problemas que comporta una relación... Pero cuando se ponen a hacer el amor, me entra un calentón espantoso. Entonces resulta difícil.

—¿Son eróticos?

—Muy, muy eróticos. Dios mío, ¡qué caliente me ponen!

—¿Por qué no haces que lo hagan? Quiero decir ahora mismo. Los observaremos juntos.

—Oh, no puedes obligarlos a hacerlo. Tienen que hacerlo por sí mismos.

—¿Con qué frecuencia lo hacen?

—Oh, son bastante buenos. Echan cuatro o cinco a la semana.

Seguían paseándose por la barra.

—Escucha —dijo Marty—, dame una oportunidad. Tan sólo dame una oportunidad, Anna.

—No —dijo Anna—, mi amor pertenece a George. No hay modo de que sea de otra forma.

George estaba besando a Ruthie, magreándole los pechos. Ruthie se estaba calentando.

—Ruthie se está calentando —le dije a Aurora—. Se está calentando, se calienta de veras.

Yo también me estaba calentando. Agarré a Aurora y la besé.

—Escucha —dijo—, no me gusta que hagan el amor en público. Los llevaré a casa y les dejaré hacerlo allí.

—Pero entonces no podré verlo.

—Bueno, sólo tienes que venir conmigo.

—Muy bien —dije—, vamos allá.

Terminé mi copa y salimos juntos del local. Aurora llevaba a las personitas en la pequeña jaula de alambre. Nos metimos en su coche y colocó la jaula entre nosotros, en el asiento delantero. Miré a Aurora. Era realmente joven y hermosa. También parecía buena persona. ¿Cómo podía haberle ido mal con los hombres? Hay tantas maneras de que esas cosas salgan mal... Las cuatro personitas le habían costado ocho mil dólares. Sólo eso por alejarse de las relaciones y no alejarse de las relaciones.

Su casa estaba cerca de las colinas, un lugar de aspecto agradable. Salimos del coche y caminamos hasta la puerta. Sostuve la jaula con las personitas mientras Aurora abría la puerta.

—La semana pasada fui a escuchar a Randy Newman en el Troubadour. Es estupendo, ¿verdad? —me preguntó.

—Sí que lo es.


Entramos en la sala de estar y Aurora sacó a las personitas, colocándolas sobre la mesa de café. Luego fue a la cocina, abrió la nevera y sacó una botella de vino. También trajo dos copas.

—Perdona que te lo diga —dijo— pero pareces un poquito loco. ¿A qué te dedicas?

—Soy escritor.

—¿Vas a escribir sobre esto?

—Nunca me creerán, pero lo haré.

—Mira, George le ha bajado las bragas a Ruthie. Le está metiendo el dedo. ¿Quieres hielo?

—Sí. No, sin hielo. Solo está bien.

—No sé —dijo Aurora—, realmente me pone caliente observarlos. Quizá es por lo pequeños que son. Me calienta de verdad.

—Sé cómo te sientes.

—Mira, ahora George se echa sobre ella.

—Se le ha echado encima, ¿eh?

—¡Fíjate en ellos!

—¡Dios todopoderoso!

Abracé a Aurora. Nos quedamos ahí de pie, besándonos. Mientras lo hacíamos sus ojos iban de los míos a ellos y de vuelta a mis ojos otra vez.

Los pequeños Marty y Anna también estaban mirando.

—Mira —dijo Marty—, van a hacerlo. Nosotros también podríamos hacerlo. ¿Verdad?

—Espero que sí —dijo Aurora.

La eché sobre el sofá y le levanté el vestido hasta las caderas. La besé en la garganta.

—Te amo —dije.

—¿Me amas? ¿Me amas?

—Sí, de algún modo, sí...

—Está bien —dijo la pequeña Anna al pequeño Marty—, podríamos hacerlo también, incluso aunque no te ame.

Se abrazaron en el centro de la mesa de café. Liberé a Aurora de sus bragas. Aurora gimió. La pequeña Ruthie gimió. Marty se pegó a Anna. Estaba ocurriendo en todas partes. Me vino la idea de que todo el mundo lo estaba haciendo al mismo tiempo. Entonces me olvidé del resto del mundo. De algún modo llegamos al dormitorio. Luego me monté en Aurora para una larga y lenta cabalgada...

Cuando salió del baño yo estaba leyendo un cuento aburridísimo de la revista "Playboy".

—Ha sido tan bueno —dijo.

—Ha sido un placer —contesté.

Volvió a la cama conmigo. Dejé la revista a un lado.

—¿Crees que podríamos estar juntos? —me preguntó.

—¿Qué quieres decir?

—Que si crees que podríamos estar juntos por tiempo indefinido.

—No lo sé. Puede pasar de todo. Al principio siempre es más fácil.

Entonces llegó un grito desde la sala de estar.

—Oh-oh —dijo Aurora. Saltó fuera de la cama y salió corriendo del cuarto. Yo la seguí. Cuando llegué ahí, Aurora sostenía a George en sus manos.

—¡Ay, Dios mío!

—¿Qué ha pasado?

—¡Se lo ha hecho Anna!

—¿Qué le ha hecho?

—¡Cortarle las pelotas! ¡George es un eunuco!

—¡Jo!

—Tráeme algo de papel higiénico, ¡rápido! ¡Podría desangrarse hasta morir!

—Ese hijo de puta —dijo la diminuta Anna desde la mesa de café—. ¡Si no puedo tener a George, nadie lo tendrá!

—¡Ahora las dos me pertenecéis! —dijo Marty.

—No, tienes que escoger entre nosotras —dijo Anna.

—¿A cuál prefieres? —preguntó Ruthie.

—Os amo a las dos —dijo Marty.

—Ha parado de sangrar —dijo Aurora—. Está inconsciente.

Envolvió a George en un pañuelo y lo dejó en la repisa de la chimenea.

—Quiero decir —siguió Aurora—, que si no piensas que podemos conseguirlo, prefiero no volver a hacerlo.

—Creo que te quiero, Aurora.

—Mira —dijo—, ¡Marty está abrazando a Ruthie!

—¿Van a hacerlo?

—No sé, parecen nerviosos.

Aurora regogió a Anna y la metió en la jaula de alambre.

—¡Sácame de aquí! ¡Los mataré a los dos! ¡Sácame de aquí!

George gemía en su pañuelo, en la repisa de la chimenea. Marty le quitó las bragas a Ruthie. Atraje a Aurora hacia mí. Era hermosa, joven y tenía entrañas. Podía volver a enamorarme. Era posible. Nos besamos. Caí en el interior de sus ojos. Entonces me levanté y empecé a correr. Sabía dónde estaba. Una cucaracha y un águila hacían el amor. El tiempo era un idiota con un banjo. Seguí corriendo. Su largo cabello cayó sobre mi rostro.

—¡Os mataré a todos! —gritó la pequeña Anna. Se agitaba y armaba barullo dentro de su jaula de alambre, a las 3 de la mañana.

Kraftwerk II

Hacia 1993, yo estaba a 800 kilómetros de mi casa, en Murcia, fingiendo estudiar Biblioteconomía y dedicándome a las artes de la gastronomía y la poesía. Otra de mis actividades era la lectura; leí muchísimo en aquella época, que fue la del resurgimiento de mi afición a la ciencia ficción y el descubrimiento del cyberpunk y de J. R. R. Tolkien. También leía muchas revistas, principalmente Fantastic Magazine (hasta su conversión en una mierda de guía de videoclub), Penthouse y MAN.

Una cosa que tenía la revista MAN eran las fotos de tías buenas a página completa, sin ningún tipo de rótulo, ni siquiera la paginación, algo que era muy de agradecer porque se podían separar y enmarcar sin problemas o pegar en la pared a modo de mini-posters. No es ninguna tontería si te gusta la fotografía erótica.

Las revistas ocupaban mucho espacio, así que separaba o recortaba todo lo que me interesaba (entrevistas y artículos incluidos; no vayáis a pensar que sólo la compraba por las tetas) y tiraba el resto.

Hace poco, haciendo limpieza en mi calurosa buhardilla, he encontrado uno de esos recortes, una nota sobre la salida al mercado de un nuevo grupo musical, con el rótulo Kraftwerk II. No soy fan de ningún grupo ni solista en el sentido de saberme todas las canciones de memoria y conocer toda la vida y milagros de cada componente, pero sí que tengo mis favoritos. Y uno de ellos es Kraftwerk, uno de los grupos con más influencia sobre el pop y la música de baile en los últimos treinta años.





En 1991, la productividad del grupo de techno alemán Kraftwerk había decrecido considerablemente. Tanto que uno de los miembros, el inquieto Karl Bartos, decidió dejar el grupo (o lo echaron los fundadores, no está la cosa muy clara) para irse a trabajar por su cuenta. En compañía de Lothar Manteuffel, ex-miembro de Rheingold, formó Elektric Music, una especie de clon de Kraftwerk cuyo primer disco se tituló Esperanto.

Sólo una canción rompe un poco con el estilo Kraftwerk, el tema Kissing the Machine, fruto de la colaboración del edulcorante techno-popero Andy McCluskey, de OMD; el resto es auténtico.

Si os gusta Kraftwerk y no sabíais nada de esto, echadle un vistazo al disco. Merece la pena. Y es on topic, claro.

Letras de las canciones de Esperanto
Página oficial de Karl Bartos

«Masters of Horror» en Cuatro


El canal de televisión Cuatro emitirá esta serie a partir del domingo, 29 de julio... ¡a eso de las dos menos cinco de la madrugada!, ¡qué mamones! Bueno, en realidad será el lunes 30 (ya sabéis: si dicen la madrugada del domingo, se refieren al periodo de tiempo del lunes que transcurre antes del amanecer; cosas que tiene nuestro idioma).

En fin, habrá que grabarlo o bajarlo de la mula, porque he empezado a seguir la dieta del sueño que he visto en el semanario XLSemanal y pienso seguirla a rajatabla. ¡Por fin he encontrado mi dieta ideal: ponerme hasta el culo en el desayuno y sobar diez horas diarias!

Bueno, a lo que iba... Maestros del terror es una serie de mediometrajes para televisión, independientes entre sí, dirigidos por conocidos cultivadores del género como Dante, Landis, Carpenter, Argento, ¡incluso hay un episodio dirigido por Takashi Miike! La calidad no es siempre la misma, pero tiene auténticas joyas como Cigarette Burns, de John Carpenter.


Masters of Horror en Wikipedia [es]
Masters of Horror en IMDB
Maestros del terror en Cuatro

martes, 24 de julio de 2007

Kim Newman y su abuso del cameo en «El sanguinario Barón Rojo»

☆½

En Gijón, durante la pasada AsturCon, logré depredar unos cuantos libros de segunda mano a un precio casi razonable. Uno de ellos, El sanguinario Barón Rojo (de Kim Newman, autor de El año de Drácula, con la que está relacionada), lo compré convencido por Ricardo Manzanaro que, ante mis dudas, me aseguró que no estaba mal.

Las historias de vampiros, sobre todo si media un tratamiento moderno, me suelen atraer. Ahí están El ansia, de Whitley Strieber, las primeras Crónicas Vampíricas de Anne Rice, Sueño del Fevre, de George R. R. Martin, El misterio de Salem’s Lot, de Stephen King... Y otras menos populares pero excelentes como la fascinante La fase del rubí, de la valenciana Pilar Pedraza, interesante autora a quien el fandom patrio, desgraciadamente, no ha prestado la atención que merece.

También me he llevado chascos desagradables, claro, como las nauseabundas secuelas y precuelas de Entrevista con un vampiro (excepto Lestat, el vampiro y, con muchas reservas, La reina de los condenados) o la bazofia esa de Laurell K. Hamilton Placeres prohibidos (ya estaba avisado trs hojear la adaptación al cómic, pero me pudo la curiosidad), una caca de vaca empalada en una estaca, oda a la pose hortera y la chulería yanqui más casposa y rancia, más propia de las peores teleseries de los ochenta que de una obra literaria.

No tenía El año de Drácula en mi biblioteca, pero tenía antojo de vampiros, así que la cargué en mi estupendísima Palm T|X... y me la leí de un tirón. Es una novela muy entretenida. La verdad es que me gustó bastante. No es una obra maestra ni falta que le hace; le basta con ser ingeniosa y dar una vuelta de tuerca original al pastiche decimonónico, con una mezcla de personajes que recuerda a obras como La Liga de los Caballeros Extraordinarios, el estupendo cómic guionizado por Alan Moore.

La cosa es que, si en la primera novela aparecían varios personajes clásicos de muchos autores diferentes haciendo “cameos” o, incluso, con cierto protagonismo, y se agradecía, en la continuación se abusa tanto de este recurso que llega a cansar. Sale hasta el apuntador; ya en la página 100 parece que ningún personaje del fantástico decimonónico puede haberse quedado fuera, pero el desfile sigue y sigue. Lo que en El año de Drácula hacía gracia, en El sanguinario Barón Rojo llega a fastidiar y a estorbar. Newman introduce en la historia a estos personajes, la mayoría de las veces, por puro capricho, a veces con calzador, convirtiendo su novela en una especie de "Torrente III" con vampiros.

Una cosa es dar unos toques para ambientar y rendir pleitesía a los ídolos, y otra es lo que hace Newman en El sanguinario Barón Rojo. Es como esos que tienen la suerte de poder casarse en una preciosa catedral gótica y se lían a atiborrarla de lazos de falso satén rosa con flores de plástico para “adornarla”.

Sirva como ejemplo de lo que no se debe hacer cuando se decide recurrir a este tipo de homenajes.

domingo, 22 de julio de 2007

Ilustraciones de Mervyn Peake para «La casa desolada», de Dickens


Buscando grabados antiguos para un trabajo he encontrado unas ilustraciones de Mervyn Peake que no conocía. Como sabéis, Peake fue el autor de la inacabada serie de Titus Groan.

Muchos lectores de la mal llamada “Trilogía de Gormenghast” desconocen su faceta gráfica. Lo cierto es que Peake comenzó su andadura artística como pintor e ilustrador, haciéndose un nombre como retratista de la “buena sociedad” londinense. Estos dibujos sirvieron para ilustrar La casa desolada, de Charles Dickens (a quien Peake, por cierto, admiraba profundamente):


sábado, 21 de julio de 2007

El eterno triángulo (I)


He visto en el nº 21 de Nueva Dimensión un relato de ciencia ficción, El eterno triángulo, escrito por un señor que fue bastante importante en su país durante los años setenta: el escritor y diplomático iraní Fareydoun Hoveyda. Nacido en Damasco (Siria) en 1924, falleció el año pasado en Clifton, Virginia del Norte (EEUU), donde vivía exiliado desde la revolución islamista de 1979.

F. Hoveyda, hombre polifacético, cinéfilo, con gran talento literario, sumamente culto e inteligente, educado en la Sorbona de París, fue uno de los principales responsables de la modernización de Irán junto a su hermano Amir-Habbas durante el reinado del Shah Reza Pahlevi. Embajador de Irán ante la ONU y viceministro de exteriores, la revolución le pilló fuera del país. Su hermano, primer ministro del Shah desde 1965, no tuvo tanta suerte y fue ejecutado por Jomeini y sus secuaces.

Tras la revolución, F. Hoveyda se distinguió como opositor al régimen teocrático iraní desde Estados Unidos.

¿Quién iba a pensar que a este hombre le gustaba la ciencia ficción?

En fin, esta noche me leeré el cuento. A ver qué tal.

miércoles, 6 de junio de 2007

Javier Aranda, oéee, oé, oé, oéee... (Primer trabajo para Marvel Comics)


Mi coleguilla internauta y compañero de es.rec.comics, el dibujante granadino Javier Sánchez Aranda, habitual de este humilde blog, está a punto de publicar un trabajo con la Marvel Comics Group... Nuff said! Cuando haya más detalles, los daré aquí encantado de la vida. De momento, reservo ya unos cuantos euros para hacerme con un ejemplar en cuanto salga.

En fin, una alegría comprobar que continúa, logro a logro, la imparable progresión de este joven artista que, a buen seguro, dará mucho que hablar (y bien) en el futuro. Para quienes no conozcan sus lápices, aquí pongo un enlace a su galería en Deviant Art.

¡Enhorabuena, Diomi!

jueves, 31 de mayo de 2007

«Neverwhere», la serie de TV


Muchos conoceréis la primera novela de Neil Gaiman, Neverwhere, que recientemente ha sido brillantemente adaptada al cómic por Mike Carey y Dann Fabry para el sello Vertigo de la compañía DC. Es, como bien resume Xavier Riesco, «un curioso cruce entre Bosque Mitago de Robert Holdstock y Dentro del laberinto de Jim Henson». Una historia típicamente suya, sobre el solapamiento de lo mítico y lo cotidiano, esta vez en la persona de un simple mortal que, casi por accidente, se ve inmerso en una realidad subterránea, mágica, poblada por personajes fantásticos.

Teniendo en cuenta que se trata de la primera novela de Gaiman y que tiene todos los errores y los aciertos típicos de él, recomiendo tanto la novela como el cómic a quienes no conozcan la obra, si les gusta la fantasía. Ahora bien, que nadie cometa el error de ver la serie de televisión. Ni siquiera los más fans de Gaiman, aunque sé que algunos no podrán resistirse, deben hacerlo. Nadie debería sufrir lo que yo he sufrido viéndola.

Lo primero que llama la atención de este telefilme de 180 minutos repartidos en seis capítulos es su temprana producción: 1996. Esto se explica porque, en realidad, la novela es una novelización de la serie. En efecto, Neverwhere nació como un proyecto televisivo que la BBC hizo triste realidad en 1996. Luego Gaiman aprovechó su propio guión para convertirlo en novela.

Lo segundo que llama la atención es su fealdad. Lo cutre que resulta todo. Estéticamente, es espantosa. Igual a los amantes de lo cutre, fans de Ed Wood y demás fauna, les interesa (me consta que hay gente que ha apreciado el aire “retro” de la serie, a lo Doctor Who; les mola su aspecto chapucero y pobretón porque les recuerda la infancia, las tardes delante de la tele en blanco y negro y las clases de manualidades en el cole). Todo, desde los vestuarios al decorado, es tan pobre que resulta difícil describirlo. Las actuaciones son patéticas, los efectos especiales dan pena. Las virtudes del guión de Gaiman quedan completamente diluidas en un océano de despropósitos estéticos como no se veían desde Plan Nine from Outer Space o el último desfile de Agatha Ruiz de la Prada.

Para rematarlo, las actuaciones son tan malas y la dirección tan cansina que consiguen que la trepidante historia de Gaiman, con su buena intención maravillosa y todo, resulte mortalmente aburrida. Algo que, afortunadamente, no pasa en manos de los habilidosos Carey y Fabry en el cómic, que recomiendo especialmente (incluso más que la novela).

Repito: no veáis la serie de televisión. ¡No la veáis!