jueves, 12 de septiembre de 2013

Frikisubastas (5): Originales de François Schuiten

François Schuiten: 30 años de aventuras en imágenes. Así ha denominado la casa de subastas francesa ArtCurial, una de las más importantes de Europa, la subasta de obras de Schuiten que tendrá lugar el próximo 24 de octubre, a las siete de la tarde, en su sede de París.

Se trata de 30 obras originales de formato medio, a todo color, y valoraciones que oscilan entre los 17.000 y los 35.000 euros (sí, como lo leéis).

Aunque algunas de estas ilustraciones son fabulosas, personalmente opino que están bastante sobrevaloradas. No sé quién habrá hecho la tasación, pero creo que se ha pasado. A las mejores les pondría un precio de 18.000 euros, como máximo. Pero Schuiten es una superestrella con muchos admiradores. Así que, pese a su sobretasación, no creo que tengan demasiados problemas para venderlos bien.

Estas son tres de las 30 ilustraciones que se subastan:


Lozan, tinta china y acrílico, 1984. Esta ilustración la hizo Schuiten para el “affiche” de una exposición sobre las Ciudades Oscuras que se hizo en Lausanne.


Paris au XXe siècle, acrílico, 1994. Esta obra ilustra una de las primeras novelas de Jules Verne, de la que ya he hablado en este blog anteriormente (véase mi artículo dedicado a Jules Verne dentro de la serie Transhumanidad y posthumanidad en la ciencia ficción).


Panorama – L'Utopie Sociale, acrílico y lápiz, 1997. Una de mis favoritas de la colección. Mide 51 × 68 cm y su valor se ha estimado entre 22.000 y 28.000 euros.


martes, 3 de septiembre de 2013

Frederik Pohl (1919-2013)

Frederik Pohl, 1968, durante la
V Convención de Boston (Boskon 5)

Otro grande de la literatura de ciencia ficción que se nos va: Frederik Pohl falleció ayer por la tarde tras haber sufrido problemas respiratorios por la mañana. Tenía 93 años.

Mi primera “reseña” fue sobre su novela «Pórtico»; fue mi primer comentario de texto en el instituto. Todavía no tenía 15 años (soy de diciembre) y aún recuerdo, con un poco de rabia, la reacción del profesor, que me recomendó leer cosas “de más entidad”. ¡Qué osada es la ignorancia!

Frederik Pohl me enseñó que en la ciencia ficción podía haber mucho más que aventura y maravilla, sin abandonarlas. Y que no tendría que dejar de leer ciencia ficción cuando madurase, que había esperanza para mí, como lector, en el futuro. La lectura de «Pórtico» fue un shock, fue como participar en un rito de paso. Nunca lo olvidaré.

Farewell, Mr. Pohl! Y gracias.