Yo siempre digo que casi no escribo críticas ni reseñas; son, simplemente, comentarios en los que expreso mi opinión. ¿Por qué? Veamos las semejanzas y las diferencias.
La crítica y la reseña implican un examen de la obra; en el primer caso, este se acompaña de un dictamen; en el segundo, no (se limita a informar). La opinión pasa directamente al juicio, no requiere que se acompañe de una descripción ni necesita contener más información que el resultado del dictamen.
En mis escritos de opinión, como muchos colegas opinadores de la red, no profundizo en el examen de la obra ni en la información sobre la misma, ni me molesto en ello, porque no soy crítico; soy un aficionado que da su opinión.¹ Esto lo tengo clarísimo, pero otros no. Por eso me mosquea que alguien se meta conmigo porque no he hecho un examen detallado y equilibrado y emitido un juicio con el debido rigor. Perdone usted, don profesional; yo me limito a opinar y a aderezar mi opinión con algunos datos y examino lo que me sale de los cojones con el rigor que me da la gana, porque esto es un país libre que garantiza la libertad de expresión (con los límites un tanto rigurosos que marca la ley; por ejemplo, no puedo llamar gilipollas al autor o puto incompetente al editor, lo cual a veces es un dolor). Yo no critico; comento.
Así que son simples opiniones, vestidas con los datos que me parece adecuado destacar, con el nivel de análisis que me apetece y el rigor que me permite mi pereza mental en ese momento. Y punto.
¹ A veces hay que subrayar lo obvio. Entiéndase como apéndice anejo al aviso con que comencé este blog.
ANEXO (28 de junio de 2014):
Dije que la crítica y la reseña implican un examen de la obra; en el primer caso, este se acompaña de un dictamen; en el segundo, no (se limita a informar). Y lo mantengo. No lo digo yo; basta con consultar el diccionario.
Alguien podrá aducir, y se ha hecho, que el examen de la obra incluye su valoración. Pues no; no si nos atenemos a la definición de examen, aunque el análisis de las cualidades de una obra (buenas o malas) puede dar pie a ello y en una crítica, efectivamente, así es y así debe ocurrir. Pero no en una reseña.
La definición de crítica hace alusión explícita al juicio, es decir, a la valoración. Pero una reseña no es más que una noticia (generalmente breve), antiguamente solo en medios impresos, que da cuenta de la aparición de un libro de tal autor y dedica unas lineas a describirlo; es un término periodístico. Lo que pasa es que a muchos les da cosica decir que hacen críticas y prefieren reseña, que se parece a review (es más cool y ya se sabe que lo guay mola) y suena más suave.
Si uno no quiere que le acusen de ser un crítico, ese oficio tan denostado, porque no se siente capacitado o lo que sea, puede decir que escribe comentarios. Es lo que hago yo. Pero si llamamos reseña a lo que no lo es, ¿cómo llamar a las que sí lo son? Pobrecillas, se quedan sin nombre. :-P Se produce una confusión innecesaria. Al final, por no confundir un comentario con una crítica, se confunde con una reseña.
Pero eso ya es cuestión de cómo se tome cada cual el respeto al idioma y lo hipster que sea uno.
Parece mentira que esto, estando tan claro, sea necesario aclararlo tantas veces. De hecho, sorprende que tantos eruditos teóricos, expertos en literatura, versados en edición y libreros en general que, entre sus muy sesudas lecturas, no hayan incluido uno de retórica que les familiarice con las falacias lógicas. O quizá sí que las conocen y les gusta utilizarlas.
ResponderEliminar