¿Quién no se ha tomado nunca un plato de sopa con fideos para cenar? Muchos habréis conocido la sopa de estrellas (qué título para un cuento de CF nostálgica) y la de letras, con la que se podían escribir en el borde del plato cosas como «HEINLEIN FACHA» o «JUAN X EVA», si uno era capaz de encontrar la equis. Habiendo tomado tantos platos de sopa de estrellas y sopa de letras, ¿cómo no querer dedicarse a la ciencia ficción?
Pero la sopa que cené el otro día, gracias a un supermercado francés y a que mi madre sabe cuánto me gustan estas cosas, ya fue el colmo. Atención a las diminutas figuras de sémola cocida que adornaban el exquisito caldo de gallina de mi señora madre:

Lo malo de esas sopas es que a veces te quedas cinco minutos mirándolas para saber qué es cada forma. La de arriba a la derecha, por ejemplo, todavía no la he pillado. -_-
ResponderEliminar