Hoy tengo que lamentar el fallecimiento del gran Harry Harrison, dibujante y guionista de cómics en los años cincuenta para EC, y uno de los más versátiles escritores de ciencia ficción del siglo pasado, autor de novelas como ¡Hagan sitio, hagan sitio! —llevada al cine como Soylent Green (Cuando el destino nos alcance) en 1973, con Charlton Heston— y cuentos como Las calles de Ascalón, además de una profusión de obras de aventuras espaciales (La Rata de Acero Inoxidable) y de CF humorística (Bill, héroe galáctico).
Harry Harrison era el principal pseudónimo de Henry Maxwell Dempsey, nombre bajo el cual se pueden encontrar obras suyas en el proyecto Gutenberg, como su cuento Toy Shop (Analog, 1962). Premiado por la SFWA con el título de Grand Master en 2009, nunca ganó un Hugo, pero se tiró más de 60 años escribiendo cientos de historias estupendas, muchas de las cuales habrían merecido sobradamente el premio.
Tras la noticia del fallecimiento de Joe Kubert el día 12, la muerte de Harrison ha sido el colmo de la desgracia para el mundillo del fantástico esta semana. Harrison era una de esas personas que siempre he querido conocer, y ya no podrá ser.
Es un consuelo, al menos, saber que no acabará convertido en galletitas de color verde.
[Edito unos días después, 22 de agosto: Vaya racha. Primero el bueno de Harrison, luego el dibujante Joe Kubert, más tarde el director Tony Scott (¡tirándose de un puente!, tremendo) y ayer me entero de la muerte del dibujante italiano Sergio Toppi, uno de mis favoritos. Que la tierra les sea leve a todos.]
Enlaces: Obituario de Douglas Martin en The New York Times.
Harry Harrison era el principal pseudónimo de Henry Maxwell Dempsey, nombre bajo el cual se pueden encontrar obras suyas en el proyecto Gutenberg, como su cuento Toy Shop (Analog, 1962). Premiado por la SFWA con el título de Grand Master en 2009, nunca ganó un Hugo, pero se tiró más de 60 años escribiendo cientos de historias estupendas, muchas de las cuales habrían merecido sobradamente el premio.
Tras la noticia del fallecimiento de Joe Kubert el día 12, la muerte de Harrison ha sido el colmo de la desgracia para el mundillo del fantástico esta semana. Harrison era una de esas personas que siempre he querido conocer, y ya no podrá ser.
Es un consuelo, al menos, saber que no acabará convertido en galletitas de color verde.
[Edito unos días después, 22 de agosto: Vaya racha. Primero el bueno de Harrison, luego el dibujante Joe Kubert, más tarde el director Tony Scott (¡tirándose de un puente!, tremendo) y ayer me entero de la muerte del dibujante italiano Sergio Toppi, uno de mis favoritos. Que la tierra les sea leve a todos.]
Enlaces: Obituario de Douglas Martin en The New York Times.
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