domingo, 21 de agosto de 2005

Homo excelsior

En 1957, Julian Huxley estaba a punto de ser nombrado Sir por su Majestad Británica la reina Isabel II de Inglaterra. A punto de coronar la cima.

Julian nació en una gran familia, famosa por sus logros en el mundo de la cultura. En él y en sus hermanos se unieron las mejores cualidades de los Huxley y los Arnold, dos de las familias más influyentes del Reino Unido. Ciencia y humanidades, unidas en matrimonio, pueden dar frutos sorprendentes.

Bisnieto del profesor Thomas Arnold (director de la Rugby School y una de las figuras más importantes de la cultura británica del s. XIX); nieto del biólogo T. H. Huxley (famoso evolucionista, colaborador del gran Charles Darwin) y del académico Tom Arnold; hijo del editor y escritor Leonard Huxley; sobrino de la novelista victoriana Mary Augusta Ward; hermano de Aldous Huxley (autor de Un mundo feliz) y medio hermano del Nobel Andrew Huxley, premiado por sus trabajos en neurociencia, él mismo era una figura importante: biólogo, dedicó su vida a la divulgación científica y fue el primer director general de la UNESCO y padre del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la organización conservacionista más respetada del mundo. Su intervención personal, por cierto, fue decisiva para que el coto de Doñana recibiera protección, convertido en Parque Nacional.

En 1957, Julian Huxley, uno de los seres humanos más excelentes del siglo XX, acuñó el término transhumanidad: «...el hombre siguiendo siendo hombre, pero transcendiéndose a sí mismo, al darse cuenta de las nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana» (extracto de su ensayo Transhumanity).

La definición de Julian Huxley no tuvo fortuna. Cuando la palabra se popularizó a mediados de la década 1981-1990, tenía otro significado. Servía para denominar algo que ya había explorado, en cierto modo, su hermano Aldous en Un mundo feliz: La transhumanidad es el paso de la humanidad a la posthumanidad.

Sabemos que el medio ambiente favorece a los individuos de una especie mejor adaptados al mismo. La “popularidad” genética de un fenotipo se mide por su utilidad para la supervivencia. Pero, ¿qué pasa cuando una especie adquiere la habilidad de modificarse a sí misma?

Si los seres humanos adquirimos esa habilidad (y pocos dudan ya de que los científicos puedan conseguirlo) y la utilizamos, ¿hasta dónde llegaremos? Quizá al punto en que, a fuerza de modificarse a sí mismo, el hombre deje de pertenecer a la especie Homo sapiens sapiens.

La ciencia ficción ha especulado mucho sobre estas posibilidades. En próximas entregas intentaré dar cuenta de algunos ejemplos relevantes.


Transhumanidad y posthumanidad en la CF (I)
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (II)
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (III)
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (IV)
Sobre «Transhumanidad y posthumanidad en la CF»
Transhumanidad y posthumanidad en la CF (V)
Humanidad y posthumanidad (una aclaración)

4 comentarios:

  1. Hola, m'sieur. ¿Qué tal?

    En realidad esto no es un comentario a tu apunte sobre Huxley/transhumanidad (que he leído, por cierto), sino que lo empleo como excusa para enviarte un saludo.

    Sigo lurkeando el grupo como un cobardica cualquiera, y he acabado por llegar aquí para leerte un poco más. Siempre un placer.

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  2. ¡Hombre, José Luis!, el placer es todo mío. :-) Leerte me da una gran alegría.

    ¡A ver si posteas algo, hombre! :-)) Un sesudo varón como tú tiene que dar ejemplo. :-D

    Habría enviado ya algo nuevo, pero me he puesto a pintar la casa y no he tenido tiempo.

    Todavía no he decidido como enfocar esta serie; si dedico un artículo a cada libro o escribo un par de artículos sobre el tema en general. Me atrae más lo primero; así aprovecho y reseño libros. Empezando por "Cismatrix". ¿Qué te parece?

    Un abrazo.

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  3. Cualquiera de los dos sistemas puede darte resultados interesantes. El problema con el primero es que la investigación necesaria puede llevarte tiempo: hay bastante bibliografía al respecto, y es importante (en estos momentos se me ocurren títulos "premoda", pero ahí están Homo Plus, El hombre en el laberinto o incluso las implicaciones de El fin de la infancia. Son tres ejemplos tontos de obras en las que se trata la trascendencia del Homo sapiens. ¿Incluirlas? ¿No hacerlo? Si lo haces, necesitarás un trabajo arqueológico importante.

    Por otra parte, elegir la segunda vía implica una construcción mental mucho más elaborada para dejar el tema explicado en todas sus vertientes principales (o casi). La ilación de tus argumentos debería ser bastante sólida, para crear un discurso redondo que deje en el lector la sensación de tema completo. Creo que debes tener en mente de manera constante que no se trata de una cuestión de conocimiento general.

    Bueno, ya te he soltado uno de mis "peñazos". Ahora, el final obvio: es tu blog, y tú decides. Todo lo anterior era charlar por charlar.

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  4. ¡Voy a mezclar las dos! :-D A ver qué sale...

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